Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.
Papeles del Psicólogo, 1987. Vol. (32).
DANIEL RAMIREZ
Comunicación presentada el 16 de enero de 1987 en el transcurso de las Jornadas de trabajo para la elaboración de un Código Deontológico del Psicólogo.
Desde que hace poco menos de un mes se me invitó a participar en estas jornadas como psicólogo de Instituciones Penitenciarias, pensé hacerlo con una consideración de los principios generales que deben enmarcar el hacer profesional de un psicólogo en una prisión.
Como primera consideración previa, me gustaría señalar, lo peculiar de una Institución como la Penitenciaria, en la que ninguno de los internados lo está de manera voluntaria, y que estos le van a pedir a la Institución que les dé aquello que no les puede conceder, la libertad.
Con esta paradoja inicial de trabajo (hacerlo con alguien que no ha solicitado que se trabaje con él), se me plantea una serie de preguntas a propósito del tema de estas jornadas, es decir de los principios deontológicos, o lo que es lo mismo de los deberes.
I. SER O NO SER INSTITUCIÓN
La primera cuestión es: ¿Con quién tengo yo el deber? ¿Con la Institución Penitenciaria o con los internos? Dicho de otra manera: ¿Soy un psicólogo de Instituciones Penitenciarias o un psicólogo que trabaja en una Institución Penitenciaria?
Estas cuestiones que pueden parecer exclusivamente semánticas pueden, en realidad, ser primordial para orientar en un sentido o en otro el trabajo de una Institución.
Diría como ejemplo lo siguiente: En el Código Deontológico de las Fuerzas Armadas, se puede ver como una Institución impone la pertenencia radical del psicólogo a las FAS, al parecer no se puede mantener una cierta distancia que posibilite un trabajo psicológico que puede ser crítico con la Institución. Los términos llegan a ser tan tajantes como los expresados en el artículo 2: "Estarán identificados con los objetivos de las Fuerzas Armadas con las misiones encomendadas a éstas y con los valores en que se sustentan... " y en el artículo 3: "Será leal al mando...", y por último en el artículo 24 habla de que su actuación profesional se desarrollará "dentro de las normas de jerarquía militar...
Al parecer, pues, no debemos ser psicólogos de esta o aquella Institución, sino psicólogos que trabajamos en cualquiera de los ámbitos institucionales.
En una Institución corno la Penitenciaria, el lugar del psicólogos no se constituye por un acto aislado del profesional, sino por la convergencia de la voluntad deontológica del psicólogo y la del interno.
La mayoría de las veces el interno coloca al psicólogo del lado de la Institución y no le atribuye ningún supuesto saber curativo, ni orientativo, sino más bien le sitúa como parte del engranaje institucional que le tiene privado de libertad.
¿Cómo conjugar, por una parte, ese lugar en el que la Institución te coloca al imponerte, como hemos visto, una identificación con ella o en el que te sitúa el interno de una prisión y, por otra parte, con el deseo de actuar como un psicólogo, y por tanto no ser institución?
¿Pero cuál es ese deseo de ser psicólogo? Yo diría que el soporte de ese deseo no es un principio teórico, sino un acto subjetivo, es decir de un sujeto. ¿En qué consiste este acto? En escuchar la palabra (en forma de queja, denuncia, llanto, etcétera), de una persona y devolverle un cierto sentido.
Pero sigue en pie la pregunta de cómo conjugar los deberes impuestos al psicólogo por una Institución y el deseo de ser psicólogo.
II. EL DEBER DE ESCUCHAR
A veces es una conjugación imposible. De cualquier manera la conjugación del actuar del psicólogo ha de hacerse con un cliente y el cliente natural del psicólogo es un sujeto hablante, quien atribuye al profesional cualidades de curar, de diagnosticar, de orientar, etc., que busca en el psicólogo algo de lo que no tiene y que lo espera encontrar en la relación con él. lo que se encuentre más que del orden de la realidad será del sentido.
Para terminar y como resumen:
• El psicólogo no puede serlo de una Institución, sino de aquél que le ponga a uno en el lugar de quien sabe, de quien cura o de quien aconseja. la Institución no es el cliente-paciente del psicólogo, es el ámbito en el que se realiza un trabajo.
• Una vez definido con quién se tiene el deber, hay que señalar, qué es lo que se debe, según lo planteado: el deber sería el de escuchar (en el sentido amplio del término) a quien le habla a uno en el encuadre institucional, y también el de devolver palabras (entiéndase esto también como metáfora), con el sentido que le puede dar el tipo de escucha de lo que antes más extensamente hablé.