Papeles del Psicólogo, 1990. Vol. (46-47).

Mariano Yela y Miguel Siguán

Cartas de Mariano Yela y Miguel Siguán, miembros del honor de COP

Mi querido amigo: Gracias. El acto de Valencia fue entrañable. No lo olvidaré nunca. Hace 40 años. Pinillos, Siguán y yo éramos tres jóvenes llenos de ilusión. Hemos trabajado mucho y sufrido y gozado mucho, para organizar y promover nuestra psicología. Ahora, somos tres viejecillos, todavía ilusionados y desbordados de trabajo. Vuestro reconocimiento y cariño muestran que el esfuerzo no ha sido en vano. Nos animan a seguir trabajando. Antes lo hicimos para enseñaros. Ahora, al menos por mi parte, lo hacemos para aprender de vosotros. Gracias, de nuevo y adelante.

Te mando un cordial saludo.

MARIANO YELA

Mi querido amigo: Ahora que el congreso ya ha quedado atrás y que usted y todos los organizadores han recobrado -o al menos así lo espero- una relativa calma y han podido hacer balance de lo que el congreso ha representado, quiero también comunicarle mis impresiones.

Para mí el congreso ha sido excelente tanto por el número de asistentes como por la calidad de la organización y por la altura de los debates científicos, pero también, y sobre todo, por lo que ha significado de madurez de una profesión. Y como un resultado así no se improvisa y sólo puede ser el resultado de una labor de años es evidente que el mérito es del Colegio un su conjunto y de usted en particular, y por ello quiero repetirle mi más cordial felicitación.

Y me queda todavía por referirme al homenaje de la sesión de clausura. Huelga decir que yo me sentí emocionado y agradecido, pero aparte de mis sentimientos personales el hecho de que se tratase de un homenaje a un pequeño colectivo, el de los tres hombres a los que un por azares de la vida nos correspondió estar en los orígenes, y por el hecho de que el homenaje partía de un colectivo mucho mayor que parecía representar a la totalidad de los salidos de la universidad desde entonces el acto, al menos a mí me lo pareció, resultaba tan emotivo y tan honroso para unos como para otros y atestiguaba lo que antes calificaba de madurez de una profesión. Por ello, también muchas gracias.

Muy cordialmente.

MIGUEL SIGUÁN