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Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.

PSYCHOLOGIST PAPERS
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Dissemination: January 2024
  • Frequency: January - May - September
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electronic: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1997. Vol. (68).




PSICOLOGÍA, INSTITUCIONES Y CATÁSTROFES

Elena Puertas López

Licenciada en Psicología, Dirección General de Protección Civil Ministerio del Interior

En este artículo se expone la necesidad ineludible de la presencia del psicólogo en el campo de los desastres, sobre todo teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad de riesgo creciente. Se propone una intersección entre instituciones reguladoras en materia de desastres y el profesional de la psicología, intersección que debe discurrir por distintos ámbitos: la Psicología Social, Psicología Clínica, Formación...y que debe constituir un firme compromiso para mejorar el actual sistema de respuesta ante catástrofes. La investigación, la prevención, la formación y el apoyo a las víctimas son las tareas fundamentales que el psicólogo debe trabajar y perfeccionar, con el objeto de minimizar la vulnerabilidad psicológica que puede conllevar una situación de riesgo o de desastre y ofrecer recursos saludables que fomenten una cultura preventiva de mayor conocimiento del riesgo y de autoprotección.

This article explores the pressing need for the presence of the psychologist in the field of disasters, above all when one considers that we are living in a society in which risks are on the increase. It is proposed for professionals in disaster management and psychologists to work together. This cooperation should take place in a variety of areas, including Social Psychology, Clinical Psychology, training, and so on, and should constitute a firm commitment to improving the present system of response to disasters. Research, prevention, training and victim support are the fundamental tasks that the psychologist must undertake, with the aim of mimimising the psychological vulnerability that may result from situations of risk and disaster, and of providing sound resources for fomenting a preventive culture with a better understanding of risk and of self-protection.

En España la gestión de las catástrofes se regula a través de la ley 2/85 de Protección Civil, donde se encomienda a dicho organismo los distintos aspectos que conciernen a la resolución de una situación de emergencia que afecte, o tenga posibilidades de afectar, a la vida y a los bienes de la sociedad. Protección Civil coordina los recursos necesarios, materiales y humanos, para PREVENIR, PLANIFICAR, INTERVENIR y REHABILLITAR la vida de la comunidad en cualquier catástrofe o calamidad pública; pero no cuenta con efectivos, no es un cuerpo de intervención como tal, sólo debe coordinar los recursos y organismos que efectivamente intervienen de forma activa: Policía Nacional, Guardia Civil, Cuerpo de Extinción de Incendios y Salvamento, Cruz Roja...

Hay que recordar que un desastre, a menudo, rompe la estructura social, pero el impacto puede variar tanto en función de la capacidad de las víctimas para reaccionar de manera adecuada psicológicamente, como de la capacidad técnica y recursos que el país o la zona afectada tengan para hacerle frente. En este punto, pensando en plantear cualquier acción, es necesario tener en cuenta la diversidad de problemas psicosociales y culturales que van a poder influir, y son la experiencia y la investigación continua los caminos que van a aproximarnos a la realidad psicológica y social de los posibles afectados. Para establecer una buena coordinación y un buen sistema de apoyo, tanto durante como después del desastre, se necesitan principios básicos científicos y un entendimiento real de lo que pasa. Es en este punto donde se halla la INTERSECCION ENTRE INSTITUCIONES Y PROFESIONALES de la Psicología: El psicólogo debe integrarse en el sistema integral de respuesta ante catástrofes regulado por las instituciones competentes, y debe hacerlo desde distintos ámbitos profesionales:

- Desde la Psicología Social: para mejorar los mecanismos de información a la población y profundizar en diferentes aspectos a través de la investigación.

- Desde la Psicología preventiva: para facilitar el aprendizaje de hábitos saludables e interiorización de comportamientos positivos en una sociedad de riesgo creciente.

- Desde la Psicología de las Organizaciones: Para ofrecer capacitación y entrenamiento a los cuerpos de primera intervención.

- Desde la Psicología Clínica: para la atención psicológica in situ (si se considera necesario) y terapéutica (si se solicita a corto plazo o se producen secuelas).

Además de la concienciación del psicólogo para profundizar en materia de emergencias, se necesita alentar una SENSIBILIZACION de las instituciones competentes respecto a las necesidades y aspectos sociales que se desencadenen, y ha de materializarse a través de tres campos diferenciados que den respuesta a las necesidades psicosociales que siempre surgen y que la estructura actual de emergencias aún no posee: Investigación, Prevención, Formación e Intervención.

INVESTIGACIÓN

Los profesionales de la psicología y de la realidad social, a través de la investigación, pueden conocer y actualizar la demanda social de las víctimas y afectados. Es imprescindible identificar una serie de variables que pueden condicionar la eficacia o no de las distintas acciones:

- ¿Quienes son los afectados? (¿ supervivientes ilesos, supervivientes heridos, familiares, profesionales de intervención ?)

- ¿Qué necesidades de formación requieren los actuantes en emergencias?.

- Etapas de reacción psicológica

- Aspectos psicológicos que se desencadenan: ¿cuáles hay que fomentar, cuáles que reestructurar?.

- ¿Qué tipo de ayuda es necesaria y en qué momento? (orientación, acompañamiento para el reconocimiento de cadáveres, fortalecimiento de iniciativas propias positivas,remisión a servicios sociales de la comunidad o servicios sanitarios, intervención terapéutica...)

- ¿Quién puede y debe ayudar psicólogicamente a las víctimas?.

- ¿Qué técnicas y estrategias terapeúticas obtienen mejores resultados?.

Todos los datos obtenidos tanto en España como en otros países, nos dan un conocimento mayor sobre el camino a tomar: los que seguidamente se exponen proceden de varias investigaciones llevadas a cabo por la Dirección General de Protección Civil con población española afectada por algunas emergencias (CEISE 1988, 1990a, 1990b. 1993. 1994) y recogidos semanas después de ocurrido el suceso. Este hecho nos determina la investigación a través de una visión retrospectiva de los afectados mediante el único registro posible: la memoria. La memoria de un suceso es siempre un registro del mismo, y es un registro de una naturaleza particular ya que su soporte es siempre el lenguaje, condicionado a su vez por las representaciones mentales y el recuerdo emocional, por lo que la memoria puede quedar modificada en función de ambos aspectos. Sólo a ellos se pudo acudir para conocer tanto la visión retrospectiva como las proyecciones sobre experiencias futuras, y es precisamente un hecho que nos ayuda a manifestar la necesidad de mejorar y perfilar la metodología de investigación psicosocial para emergencias.

Sea cual fuere el tipo de desastre vivido, la estructura emocional del recuerdo de la emergencia es, por regla general, muy semejante entre unos y otros sujetos:

Aspectos psicológicos COMUNES DURANTE un desastre:

- Sentimientos de intenso malestar, inquietud, desamparo, indefensión.

- Miedo a perder la propia vida y la de los seres queridos.

- El estado predominante es el emocional versus el racional, sin embargo es frecuente que se desencadene una búsqueda racional de causalidad como mecanismo de control.

- Sentimientos de solidaridad y empatía.

Aspectos psicológicos COMUNES DESPUES de un desastre:

- Ansiedad anticipatoria: extensión del estímulo amenazador a otros estímulos y temor a que vuelva a ocurrir.

- Las primeras conductas inmediatas a la emergencia siempre van dirigidas a la búsqueda de seres queridos y a recuperar la unidad familiar, acompañadas de la correspondiente tensión contenida hasta conocer datos concretos.

- Algunas alteraciones en el sueño y conducta alimentaria en los días o semanas posteriores.

- Urgente necesidad de contar una y otra vez la experiencia vivida.

- Atribución de control externo: el resultado de lo que ha ocurrido en el suceso se atribuye fuera de uno mismo: a veces, a la naturaleza y, a veces, a las autoridades o instituciones, pero no a la propia conducta durante el peligro.

- Sentimientos de solidaridad y empatía.

Dependiendo del tipo de catástrofe (desencadenada por agentes naturales o por intervención equivocada de la mano del hombre) se distinguen algunos aspectos:

- Generalmente existe un posicionamiento de inferioridad frente al peligro que se manifiesta, sin embargo, en una doble vertiente: por un lado, ante los terremotos se intensifica el sentimiento de desamparo e indefensión ("no hay nada que hacer"); por otro, ante emergencias causadas por actividades industriales o por fenómenos naturales agravados por la acción humana, el que se magnifica es el sentimiento de indignación y/o búsqueda de protección, revistiendo a la autoridad de rasgos paternales.

- Aquellos aspectos que se atribuyen como responsabilidad de instituciones producen una abstracción distanciadora que queda reflejada en una huída hacia lo ideal: "En América o en Europa esto no hubiera pasado", lo que hace pensar que la frustración resultante impide aceptar lo ocurrido.

Otros países (EEUU, Canadá, México, Venezuela, Suecia, Holanda, Francia...) han avanzado mucho en el estudio de las consecuencias psicopatológicas y sociales que pueden producir las catástrofes y según la OMS (1992) se pueden identificar los siguientes síndromes:

Síndrome del estres postraumatico

Surge como respuesta retardada o prolongada a una grave amenaza, a un acontecimiento psicológicamente desastroso que se encuentra fuera del marco normal de la experiencia habitual.

Síntomas específicos

- Reexperimentación del acontecimiento traumático: el individuo tiene pensamientos recurrentes e invasores del evento o bien sueños angustiantes. También pueden darse episodios disociativos. Existe un intenso malestar psicológico.

- Evitación persistente de los estímulos asociados al acontecimiento: el individuo efectúa esfuerzos deliberados para evitar sus pensamientos o los sentimientos que provocan sus recuerdos. Esto puede suponer una amnesia psicógena: el sujeto puede quejarse de que se siente distanciado o extraño con respecto a los demás, de que ha perdido la capacidad para interesarse por actividades que previamente le atraían o de que nota un descenso marcado en la capacidad de sentir emociones de cualquier tipo, especialmente aquellas asociadas con la intimidad, la ternura o la sexualidad.

- Aumento del "arousal": el individuo tiene una hiperexcitación autónoma con hipervigilancia y reacción aumentada de alarma, que le puede producir un largo periodo de insomnio.

- Es frecuente la idea de suicidio, el abuso de las drogas y del alcohol.

El comienzo del síndrome puede surgir a los pocos días o semanas. Rara vez excede a los seis meses.

Síndrome de aflicción por catástrofe

Para las personas que han sufrido pérdidas considerables las reacciones emocionales más probables son el dolor: dolor por la pérdida de seres queridos, del hogar, de posesiones, de sustento... que manifiestan con acusados signos de tristeza, ira, ansiedad, nostalgia, preocupación, sentimiento de desgracia con intensidad y duración mantenida en el tiempo. Puede aparecer una regresión y una mayor dependencia, así como un mayor aislamiento o incremento de la apatía. A veces el dolor se cronifica y puede aparecer en forma de profunda depresión. Hay factores que incrementan la morbilidad psicológica entre los afectados, por ejemplo la falta o escasez de ayudas sociales y la pérdida de un hijo.

Síndrome del superviviente

La irritabilidad, la ira y la agresión aumentan en los años siguientes al desastre; también los desórdenes físicos (hipertensión, cefaleas tensionales, transtornos gastrointestinales) y los porcentajes de mortalidad aumentan entre los supervivientes, siendo particularmente notable en el año siguiente a la catástrofe entre los familiares de víctimas que no sobrevivieron.

Efectos en los niños

En niños afectados por desastres se constatan comportamientos regresivos y un gran aumento de la dependencia. También aumenta la vulnerabilidad para tensiones futuras y aparece un sentido alterado de poder sobre las mismas. Los efectos en los niños dependen de su nivel de desarrollo en el momento del suceso, de sus percepciones de las reacciones familiares al suceso catastrófico y del grado de exposición directa del niño al trauma.Los niños tienden a reflejar las reacciones de sus padres. También ha aparecido la paralización psíquica y el sentimiento de un futuro corto provocado por la cercanía de muertes que pueden ser masivas. Esto puede tener un efecto contraproducente, sobre todo en países en vías de desarrollo donde ellos mismos renuncian a la escolarización y forman su propia familia cuando son demasiado jóvenes.

PREVENCIÓN

La prevención en el campo de la Psicología de catástrofes, debe ir dirigida a fomentar hábitos adaptativos de la sociedad ante situaciones de desastres, amenazas y emergencias.

Resulta útil el término que en los países anglosajones se ha llamado " DETERRENCIA " y que se refiere a la persuasión para que la población tenga conocimiento anticipado de una posible amenaza y que se imbuya de cauteloso miedo, es decir, que mantenga una actitud de alerta que funcione para hacer frente al peligro (por ejemplo: las señales de tráfico pretenden anticipar y favorecer esta capacidad de "deterrencia"). Por tanto, asegurar un sistema de "deterrencia" ante eventuales desastres colectivos, supone una realización de actividades que ayuden a anticipar mentalmente el desastre, para aprender a tomar medidas oportunas. Dichas actividades pueden ser de muy diversa índole (pequeños simulacros de evacuación, planes de información a la población...) y dirigidas tanto al ámbito cognoscitivo como a aquellos factores emocionales, motivacionales, conductuales,... que determinan en gran medida la actitud hacia el riesgo.

Los programas preventivos pueden diseñarse según los siguientes objetivos:

- Concienciar a la población de la existencia de algunos riesgos y en qué medida el sujeto puede minimizar consecuencias catastróficas, para él mismo y su comunidad.

- Ayudar a la población a comprender y canalizar de forma adecuada el miedo ante la posibilidad de vivir un desastre.

- Mostrar y enseñar a través de modelado, hábitos y conductas que faciliten la protección y la seguridad.

- Motivar para la participación ciudadana y para el aprendizaqje que permita aumentar el repertorio de conductas adaptativas ante el peligro.

En definitiva, los distintos programas preventivos deben consistir en ayudar al sujeto a reducir la ansiedad que pudiera provocar el efecto sorpresa-repentino, y a menudo desconocido, que supone una emergencia y en facilitarle algunos conocimientos y comportamientos que favorezcan la autoprotección. Deben estar basados en investigaciones psicológicas (de todos los procesos psicológicos que intervienen en materia de emergencias), y sociales (que reflejen la dinámica social que puede provocar un desastre); diseñados y planificados por profesionales de la psicología social y llevados a cabo por profesionales y agentes sociales relevantes en cada área y situación.

FORMACIÓN

En el campo de la formación el psicólogo deberá:

- Ofrecer formación sobre primeros auxilios psicológicos y entrenamiento psicológico a cuerpos de primera intervención, puesto que son estos profesionales quienes primero acuden al siniestro, partiendo de un estudio básico de necesidades y que incluya: técnicas de alivio de ansiedad a corto plazo, reconocimiento de distintos tipos de liderazgo, etc..

- Ofrecer formación y capacitación a profesionales sanitarios sobre aspectos psicosociales que pueden condicionar el pronóstico y el diagnóstico de los distintos afectados.

- Ofrecer capacitación a instituciones competentes en materia de comunicación pública de riesgos, campañas de concienciación..

INTERVENCIÓN (propiamente dicha)

La intervención del psicólogo en un desastre debe encuadrarse en una acción coordinada del sistema de respuesta global; deberá, por tanto:

- Incorporarse permanentemente en los centros de trabajo de los cuerpos de primera intervención, para la atención y seguimiento de los diversos profesionales (no olvidemos el estrés profesional continuado y, en ocasiones, acumulado, al que se ven expuestos, además de la sombra permanente del peligro y la muerte, que conlleva el desempeño cotidiano de su trabajo). En otros países se lleva a cabo una dinámica de grupo posterior al suceso (debriefing), como forma de " ayuda a los ayudadores ", como apoyo a esos profesionales que han intervenido directamente en la resolución de una emergencia o desastre, con objeto de compartir y verbalizar la experiencia vivida para poder reestructurar aquellos aspectos psicológicos que hayan podido verse afectados.

- Participar activamente con los distintos afectados en las fases de reacción inmediata y posterior al desastre, en las cuales se encuentran tanto las propias víctimas como los familiares o allegados, y en las que puede ser frecuente la necesidad de identificar cadáveres o la comprobación de listas de desaparecidos...

- Establecer un sistema de observación y de recogida de datos en el lugar del siniestro con objeto de profundizar en el conocimiento de las reacciones humanas ante un desastre.

- Formar parte de equipos multidisciplinares en el sistema de salud para la atención psicológica, social y/o psiquiátrica que sea necesaria en cada caso

CONCLUSIÓN

Recordando el triste suceso de Biescas del pasado verano 96, y partiendo de otras experiencias tanto en España como en otros países, el deber de intervenir en desastres desde el punto de vista psicológico no se pone en duda. Es por tanto necesario que el profesional de la psicología haga un esfuerzo profundo y continuado en materia de riesgos y emergencias para aportar a la sociedad más recursos de protección, tanto individuales como sociales.

BIBLIOGRAFÍA

CEISE (Dirección General de Protección Civil, Ministerio del Interior) (1988). Estudio del Comportamiento de la población en la autoevacuación motivada por el embarrancamiento del buque Casón en las costas gallegas en 1987.

CEISE (Dirección General de Protección Civil, Ministerio del Interior.) (1990a). Investigación sobre el comportamiento de la población en las inundaciones de Levante y Málaga en 1989.

CEISE (1990b). Investigación sobrte el Comportamiento de la población en el accidente de la central nuclear Vandellós 1 en 1989.

CEISE (Dirección General de Protección Civil, Ministerio del Interior) (1994). Estudio sobre el comportamiento de la población en el caso de diversos movimientos sísmicos en Andalucía Oriental en 1993-94.

CEISE (Dirección General de Protección Civil, Ministerio del Interior). (1993). Percepción de riesgo y cultura preventiva de la población española.

Organización Mundial de la Salud, División de salud mental. (1992). Consecuencias psicológicas y sociales de las catástrofes. Prevención y tratamiento.

 

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