Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 2000. Vol. (76).
Joan Llinàs Servera
La población en las sociedades industrializadas muestra un progresivo envejecimiento. El fenómeno es patente en España, donde el índice de natalidad se encuentra entre los más bajos de Europa. Si a ello unimos una buena infraestructura socioeconómica y asistencial, junto al avance de las ciencias biomédicas, que han conseguido frenar la casi totalidad de enfermedades infecciosas y/o epidérmicas, asistimos a un importante incremento de la esperanza de vida.
Tradicionalmente, se ha considerado a un individuo como anciano en el momento en que traspasa la barrera de los 65 años, momento en que se jubila. sin embargo, en la actualidad, todavía existe una esperanza de vida como mínimo de 10-15 años que deben llenarse de la forma más satisfactoria para el individuo. De ahí que el fenómeno actual del envejecimiento sea una cuestión social importante y prioritaria. Compete además a todo el tejido social, y entre ellos a nosotros, el colectivo de psicólogos que no podemos eludir la responsabilidad ante esta cuestión, y sabemos cómo hacernos oír, desde varios frentes.
El primero de ellos, probablemente el más importante, es el terreno de la prevención, de cara a la consecución de un envejecimiento sano y con una adecuada calidad de vida. Dos ejemplos de nuestro trabajo en esta cuestión: la prevención de la salud en general y la preparación a la jubilación. Este último de especial interés, dada la necesidad de crear nuevas actitudes e inquietudes para nuevas actividades que fomenten la autoestima del individuo y su plena integración en el engranaje social, implicándole activamente en actividades de ocio o de voluntariado.
No debemos olvidar tampoco el ámbito clínico del fenómeno del envejecimiento. «Envejecer» ya no es sinónimo de «enfermar», y ya no hablamos de enfermedades del envejecimiento, sino enfermedades que pueden ocurrir a partir de una edad determinada y sólo en algunos individuos con unos condicionantes específicos. Es necesario desprenderse del «nihilismo» de tiempos pretéritos, ajustando nuestro «arsenal clínico y terapéutico» a las características propias del envejecimiento, o incluso desarrollar nuevas formas de intervención "ad hoc".
Dentro del terreno clínico, una especial mención a los trastornos que producen una mayor afectación, como el terreno de las demencias, donde nos hallamos ante un problema a la vez biológico, personal, familiar y social, en cada uno de cuyos ámbitos colaboramos y colaboraremos activamente. La investigación biológica, con nuestra importante contribución al campo de las neurociencias, así como nuestra actividad clínica permitirá una mejor tarea diagnóstica y asistencial y de rehabilitación. Asimismo, nuestro trabajo permitirá una mejor formación y apoyo a quienes se ocupan de este tipo de enfermos, mejorando así su calidad de vida, y previniendo problemas de carga y estrés así como burn-out profesional.
En definitiva, del mismo modo que hace algunas décadas pudimos intervenir activamente en el fenómeno del «boom» infantil en España, que desarrolló de forma importante el ámbito de la psicología infantil, en estos momentos se abre ante nosotros un nuevo frente, un nuevo reto de actuación con futuro: la psicología del envejecimiento.
Motivar a nuestro colectivo en este campo es una tarea prioritaria. No olvidemos que contribuir al establecimiento de una infraestructura para un envejecimiento satisfactorio es contribuir a la calidad de nuestro propio envejecimiento.
Joan Llinàs Servera.