Papeles del Psicólogo, 1984. Vol. (14).

La Junta de Gobierno

CONSIDERAR la vida humana como un proceso constructivo autoevaluativo y autojustificativo, tanto a nivel individual como a nivel de las distintas comunidades y de la totalidad de la especie, nos obliga a colocarnos en un punto de vista en el que el profesional, el psicólogo, además de cultivar competencias profesionales específicas, vela por no aislarse de la corriente de todo el proceso global.

Obligadamente, ese punto de vista nos aleja de aquellas tradicionales listas de indicadores, problemas o asignaturas: sabemos que el estar bien o mal en unos u otros items de esas largas listas no impide la desestructuración final.

Frente al rosario de items tendríamos que proponer hoy, en último término, un único indicador. ser más y mejor, vivir más y mejor.

En ese sentido, los profesionales que no queramos dejarnos reducir a un modelo ciego y mosaico de la vida humana tendremos que situarnos en esta línea, en la línea de acción cuyo norte sea la búsqueda de la calidad de vida.

En ella están ya algunos psicólogos, como lo están a su vez algunos economistas, algunos sociólogos, algunos médicos, etc. Americanos fueron los psicólogos que comenzaron a desarrollar el concepto de calidad de vida. Lo tomaron del arsenal reivindicativo de los años sesenta, en los que la demanda de calidad de vida se esgrimía como exigencia desmitificadora de metas individuales tales como nivel de vida o cantidad de consumo.

El ideal de una vida de calidad fue adquiriendo progresivamente fuerza como objetivo social hasta alcanzar una cierta preponderancia.

La preponderancia de la calidad de vida como objeto social nos obliga a dársela también como objeto de conocimiento de las ciencias humanas. Parece llegado un momento en el que lo mejor de la teoría y de la práctica psicológicas se viertan en esta tarea.

Por lo que sabe la psicología hoy, la calidad de vida es el resultado del desarrollo y la educación personal al menos tanto como de las condiciones ambientales. El tipo de hombre -individuo, sistema social humano- que se construye a través de la educación -formal e informal, explícita e implícita- es el factor principal de la calidad de vida. Problemas tales como el de la directividad a largo plazo de la conducta o la capacidad de organización de la actividad, con motivos y normas cognitivamente avanzadas, llevarían a plantear la libertad individual o el desarrollo moral como un resultado de esa construcción.

Por todo lo anterior, el lema del Congreso -"psicología, desarrollo humano y calidad de vida"- es mucho más que un slogan. Ya su propia capacidad de enganche como slogan es posible gracias a que en él se expresa de manera abreviada la realidad de un objetivo social, realidad en la que debe de apoyarse la psicología para abrir un camino más dialéctico y más abierto en nuestro país.

No parece ya sensato que los psicólogos se inhiban de una visión global del hombre porque tal visión es necesaria y porque puede ser eficaz. Y no es abuso sacar la psicología a la vida en su más amplio sentido. De hecho, sería importante que otras instancias llegaran también a la psicología.