Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1985. Vol. (20).
ABILIO REIG FERRER
La psicología, con una corta historia de algo más de un siglo como ciencia de la conducta, se encuentra intrínsecamente comprometida con la educación y la enseñanza psicológica para profesionales de la salud y con la investigación y servicio asistencial en el sistema sanitario. Desde el nacimiento de la psicología científica se han producido numerosos ejemplos de relaciones informales entre esta ciencia y la medicina principalmente, enfatizándose, reiteradamente a lo largo de este siglo, la conveniencia de formalizar relaciones sistemáticas con el objetivo común de lograr una mejor comprensión e intervención eficaz en el ser humano. Tradicionalmente se ha apelado a una serie de barreras históricas como ejemplo del distanciamiento habido entre la psicología y la medicina: un desarrollo histórico desigual en cada una de estas áreas de conocimiento y servicio, la creencia de una concepción dicotómica del hombre, dividido en cuerpo y mente, las diferencias en el desarrollo evolutivo corno áreas académicas, y, finalmente, la existencia de un proceso de profesionalización distinto en cada una de ellas.
En la actualidad, superados en gran parte los inconvenientes precedentes, una serie de acontecimientos están posibilitando, cada vez con mayor insistencia, unos contactos más fructíferos y continuos. Estos sucesos, entre los que habría que destacar la aparición de corrientes de pensamiento innovadoras y la incorporación por parte de la psicología de una tecnología terapéutica nueva y efectiva, han dado el espaldarazo definitivo a la inclusión de la psicología en el campo de la salud, y que se ha traducido en la década de los años sesenta en la aparición de la "medicina comportamental" y de la "psicología de la salud", denominación esta última que representaría la aportación de la psicología, como ciencia y profesión, a la medicina comportamental.
II. La cristalización de la medicina comportamental.
La medicina comportamental es un campo multi-interdisciplinario, promovido principalmente por psicólogos y médicos, que se propone como objetivo básico el progreso e integración de los conocimientos y técnicas de las ciencias biomédicas, conductuales y otras disciplinas relacionadas para lograr, 1) comprender, tratar y rehabilitar los procesos de enfermedad, y 2) promover, mantener o intensificar la salud (Reig, 1981).
Desde la gestación del término, por primera vez, en el año 1971, como sinónimo de medicina psicosomática y algo después equiparándolo con las técnicas de retroinformación biológica (biofeed-back), la medicina comportamental viene experimentando un desarrolla espectacular, así como una progresiva aceptación, dedicación y consolidación en el sistema sanitario. Habría que apuntar que no es que este campo haya introducido una metodología o tecnología nueva y distinta, lo cual sería responsable de la expectativa y éxito que está alcanzando, sino que más bien la medicina comportamental significa un intento y una necesidad de nuestro actual Zeitgeist por establecer un marco de trabajo, dinámico y funcional, que aglutine e integre diversas y dispersas aportaciones que, desde distintas áreas (enfermería, sociología, farmacia, antropología, medicina, economía, psicología, etcétera) persiguen el mismo objetivo.
Desde nuestra perspectiva, algunos de los factores que han hecho posible la aparición y consolidación de este campo han sido los siguientes:
1. La necesidad, ya apuntada, de formalizar una mutua y estrecha colaboración entre médicos y psicólogos que responda con realismo a las necesidades y objetivos de las dos disciplinas.
2. La atmósfera científica actual en relación a los procesos de salud y enfermedad; esta atmósfera asume la existencia de una etiología multifactorial en gran parte de las enfermedades más importantes de la civilización occidental, lo cual favorece la incorporación de soluciones multidisciplinares para el tratamiento y prevención de aquellos problemas de salud.
3. Como correlato del punto anterior, los problemas de salud actuales más importantes en cuanto a tasas de morbilidad y mortalidad se refiere, resultan no tanto de lo que la gente tiene (en el sentido de una patología subyacente), sino que en gran parte son consecuencia de lo que la gente hace (conductas de fumar, no dormir lo suficiente, no hacer ejercicio físico, no comer adecuadamente, beber alcohol ...); es decir, muchos trastornos médicos presentan componentes conductuales significativos en su etiología o en su mantenimiento, y que son susceptibles de modificación y prevención con técnicas psicológicas. Debido, además, a la larga duración de las enfermedades crónicas, el individuo necesita aprender a vivir con la enfermedad, lo cual repercute en la planificación de sus hábitos particulares y sociales de comportamiento, así como en su estilo de vida global, en el caso de que se considere constructivo o la solicite el propio paciente.
4. Esta revalorización de los componentes psicológicos o conductuales en la enfermedad o en los marcos de provisión de servicios de salud ha ido pareja con el estado científico de la psicología, la cual, con la eficacia y desarrollo tecnológico de las técnicas de la terapia o modificación de conducta, ofrece cambios conductuales cínicamente útiles.
5. Otro de los posibilantes de la aparición de la medicina comportamental ha sido las insatisfacciones y limitaciones que han presentado otros acercamientos relacionados, tales como la medicina psicosomática o la medicina holística.
6. Finalmente, la promoción de la salud como antídoto de la enfermedad ha propiciado el establecimiento de estrategias psicológicas preventivas, programas de diseminación de resultados psicológicos, la modificación o fomento de estilos de vida sanos, y la investigación de conductas individuales consideradas como agentes psicopatógenos. Al mismo tiempo se intenta inocular la idea de la autorresponsabilidad de cada persona con su salud.
Con lo dicho hasta ahora podemos entrever las principales líneas de intervención que la psicología aborda actualmente en el sistema sanitario. En primer lugar, la labor del equipo psicológico se centra en tareas de diagnóstico y evaluación médico-psicológicas que permitan la planificación de unas estrategias terapéuticas que modifiquen una conducta o sintomatología relacionada que en sí misma constituya un problema. La psicología oferta en este punto una guía de actuación, unas veces, y otras, o bien una alternativa, a veces, a la intervención biomédica tradicional o, como sucede en la mayoría de los casos, una ayuda como tratamiento complementario al estrictamente médico. El proceso de decisión vendrá determinado, en gran parte, por el grado de efectividad terapéutica que se atribuya a la técnica en cuestión, por los efectos colaterales, secundarios o indeseados que puedan surgir de la aplicación de una estrategia concreta, por la petición del propio paciente en la línea de que frente a dos estrategias prefiera una de ellas (por ejemplo, en pacientes con hipertensión esencial moderada que elijan entre tomar medicación hipertensiva o en practicar técnicas de relajación), por el coste del tratamiento, etcétera. En segundo lugar, otra línea de interés está representada por la investigación de aquellos aspectos que favorecen o dificultan la observancia o adherencia de las prescripciones terapéuticas. Un tercer bloque de actividad está relacionado con la investigación dirigida a asesorar a otros profesionales de la salud (asistentes sociales, personal de enfermería, médicos...) acerca de la importancia de su conducta, interacción con los beneficiarios del cuidado sanitario, así como aspectos psicológicos asociados a los marcos de tratamiento, todo ello con la finalidad de mejorar o potenciar en su caso las prestaciones asistenciales. Sin olvidar el trabajo docente en enfermería o en medicina, la labor en esta área se dirige a humanizar las relaciones interpersonales, minimizar el impacto psicológico de las admisiones hospitalarias, o conocer la problemática emocional y conductual del enfermo. Por último, otro bloque de intervención está dirigido a prevenir la enfermedad, desde la aportación de la psicología, potenciando medidas psicohigiénicas (reducción de la conducta de predisposición coronarla o tipo A, control del tabaco, alcohol...) o cambiando estilos de vida insanos o patógenos.
III. Canales de incorporación de la psicología al sistema sanitario
La psicología ha colaborado históricamente y sigue colaborando en la actualidad con el sistema para el cuidado de la salud a través de tres áreas interrelacionadas: docencia, investigación y servicio asistencial. A continuación vamos a presentar telegramáticamente algunos recortes históricos y actuales que apoyan y hacen presagiar un trabajo más continuado y mayor para la psicología en el sistema sanitario.
3.1. La aportación de la psicología a la educación médica
Uno de los primeros intentos por parte de los profesionales de la psicología de introducir sus conocimientos e intervenir en el sistema del cuidado de la salud data del año 1 91 1. En este año se celebró un Symposium denominado "Las relaciones de la psicología y la educación médica", patrocinado por la Asociación Americana de Psicología (APA), con el objetivo de determinar cómo la psicología podría contribuir a la educación y práctica médica. En esta reunión, en la que intervenían entre otros Sh. I. Franz y J. B. Watson (psicólogos), A. Meyer y M. Price (psiquiatras) y E. E. Southard (patólogo), se insistió en que: a) los estudiantes de medicina apenas poseían conocimientos de psicología; b) estos conocimientos son esenciales para un adecuado entrenamiento y formación en medicina; c) que de hecho, los cursos de psicología deberían preceder a los cursos de psiquiatría y neurología, y d) que se deberían dedicar muchas más horas a la psicología en el currículum médico. De esta manera escribía Watson, en 1912:
"Se debe enseñar al estudiante de medicina, no importa si está especializándose en cirugía, obstetricia o psiquiatría, que sus sujetas son seres humanos y no meramente objetos sobre los cuales debe demostrar su habilidad. Este cambio de ideas de valor le conduciría a sentir la necesidad de entrenamiento psicológico y a aceptar este entrenamiento" (Citado en Stane, 1979).
Y también, otra de los participantes, Franz (1913), señalaba:
"...puesto que ambas clases tienen muchos intereses en común, sería prudente que el conocimiento de los psicólogos sea utilizado por los médicos y que, respectivamente, la experiencia de muchos médicos se pueda disponer para el desarrollo de la psicología y de la psicopatología".
Estas recomendaciones promovieron el desarrollo de nuevas programas docentes en psicología. Así, en 1928, Bott, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Toronto, elabora un programa de enseñanza otorgando un considerable énfasis a la psicología general y a la metodología experimental. Pocos años después, en 1934, Glover, que creía que la psicología académica de su tiempo era irrelevante para la educación médica, establece 30 lecturas de "Psicología Médica" (6 capítulos de psicología animal, 8 de antropología comparada, 10 de psicología infantil y 6 de psicología de la adolescencia y de la vida adulta). En la misma línea, y por nombrar otro acontecimiento más, en 1950 el Departamento de Psicología de la Universidad de Pittsburg imparte 8 lecciones sobre "la relación de la psicología con la medicina" (Dennis, 1950).
No obstante, la enseñanza por parte de psicólogos en facultades de medicina era mínima y la plena responsabilidad de los cursos casi inexistente (Mensh, 1953; Matarazzo, 1955). A partir de la década de los 50 la participación de psicólogos en facultades de medicina y enfermería en los EEUU experimenta un notable incremento (Nathan, Lubin, Matrazzo y Persely, 1979), y en mayor grado que otros profesionales no médicos, lo que iría asentando el papel del psicólogo como agente de interés en el marco sanitario.
Este incrementado interés por la inclusión en el currículum médico de la psicología no se circunscribe únicamente al caso norteamericano. En el Reino Unido, ya en 1938, el "General Medical Council" recomendaba la enseñanza de la psicología en las facultades de medicina (General Medical Council, 1938). En Alemania, según datos de Steudel (1973), la psicología médica formaba parte del examen médico final en Prusia durante el período de 1825-1861. En 1852 Lotze publicaba un libro con el nombre de "Medizinische Psychologie" (Psicología Médica) en Gottingen, setenta y cinco años antes del libro clásico de E. Kretschemer, "Medizinische Psychologie" (1927). (Chemnitz y Feingold, 1980). En el Estado español la implicación de la psicología con la educación médica presenta un formato algo distinto debido, en gran parte, a la historia peculiar del desarrollo de la psicología en nuestro país.
La psicología en España ha sido descrita por un autor (Yela, 1976) como "un Guadiana que hoy surge y mañana desaparece para renacer después, en un curso irregular, discontinuo e intermitente". Aportaciones españolas universales a la psicología como "De Anima et Vita", de Luis Vives, o el "Examen de Ingenios", de Huarte de San Juan, no se vieron continuadas por una línea de estudio psicológico. En el siglo XIX, Julián Sanz del Río, Francisco Giner de los Ríos y Luis Simarro la Cabra, propician una apertura en España a las corrientes filosóficas y psicológicas europeas. Concretamente Simarro creó el primer laboratorio de psicología experimental en el marco de la Institución Libre de Enseñanza y ocupó la primera cátedra (probablemente también mundial) de Psicología Experimental, en la Facultad de Ciencias de Madrid, en 1902. Posteriormente, nombres como Turro, Mira, Viqueira, Lafora, Germain, etcétera, irían abonando el árido terreno psicológico español.
Con la finalidad de poder entender algo mejor la entrada de la psicología como actividad docente en el marco sanitario no podernos olvidar una serie de acontecimientos significativos en España. En 1946 se funda la revista de "Psicología General y Aplicada", y dos años después Germain y Yela fundan el departamento de Psicología Experimental del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En 1952 se organiza la Sociedad Española de Psicología, y en 1953 se crea, bajo el rectorado de Pedro Laín Entralgo, la Escuela de Psicología y Psicotécnica de la Universidad de Madrid, con objeto de establecer estudios universitarios normales de psicología que condujeran a la licenciatura y doctorado. Esto, sin embargo, no fue posible hasta el curso académico 1968-1969, durante el cual, Germain, Yela y Pinillos organizan la especialidad de Psicología en la Sección de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. En 1970 se transformaría esta especialidad en Sección de Psicología, y en 1 980 en la primera Facultad de Psicología, en el Campus de Somosaguas. Durante estas fechas, concretamente el 31 de diciembre de 1 979 ("BOE" de 8 enero 1980), se crea oficialmente también el Colegio Oficial de Psicólogos.
Debido, por lo tanto, a estas vicisitudes peculiares, la psicología española se incorpora más recientemente que en otros países a la educación médica. Prácticamente, la asignatura de Psicología médica aparece en el currículum médico a partir de la década de los 50, dependiendo de las cátedras de Psiquiatría y siendo impartidas por psiquiatras. Sólo recientemente se crearían cátedras autónomas de Psicología médica (hasta ahora, que sepamos la de la Facultad de Medicina de Murcia, con J. M. Morales Meseguer), y participan profesionales no médicos (psicólogos en la enseñanza e investigación dentro de las mismas.
3.2. Investigación psicológica en medicina
Los intereses de la psicología en relación a los problemas tradicionalmente considerados como médicos comienza en la década de los años 20, con la aplicación de los principios del condicionamiento, respondiente al tratamiento de comportamientos "anormales". A lo largo de la primera mitad de nuestro siglo se puso de manifiesto un profundo interés por la aplicación de las teorías del aprendizaje, con experimentación objetiva y controlada, a la investigación y tratamiento de una amplia variedad de trastornos como temores en niños, tics, perversiones sexuales, tartamudeo, alergias psicógenas, adicción a la morfina, alcoholismo, obesidad, enuresis, ansiedad etcétera (Yates, 1970). Esta investigación va dando lugar en la década de los 60 a un progresivo aumento de investigaciones sobre aspectos psicológicos relacionados con la salud y la enfermedad (Apa Task Force on Health Research, 1976; Olbrisch, 1977). Resulta difícil aquí presentar siquiera un breve resumen de los tópicos en lo que se ha y se está trabajando, por lo que remitimos al lector interesado a otro trabajo en el que presentarnos este área con mayor detalle (Reig, 1981). No obstante, debemos señalar la importante labor realizada por los Departamentos de Psicología de dos institutos europeos: el Instituto of Psychiatry, de Londres, con H. J. Eysenck, el Max-Planck-Institut für Psychiatrie, con J. C. Brengelmann. Pecando de parcialidad deseamos reseñar corno ejemplos ilustrativos de la investigación realizada los trabajos del grupo de Munich (Brengelmann, 1981; Brengelmann y Buhringer, 1983), el trabajo de Pelechano et al. (1976) acerca de la aplicación de procedimientos de condicionamiento operante en un caso de un paciente con serias lesiones neurológicas, la detección de problemática psicológica en pabellones de maternidad (Pelacho, 1981) o la gestación de instrumentos diagnóstico-terapéuticos para el estudio de la ansiedad y del stress (Reig, Guerra y Brengelmann, 1983).
3.3. Actividad clínico-asistencial y do asesoramiento psicológico en el sistema sanitario
Prácticamente hasta la segunda guerra mundial la labor clínica psicológica se llevó a cabo por médicos o psiquiatras con orientación psicodinámica. Como resultado directo de la guerra surge la psicología clínica, entendida como la aplicación de la ciencia psicológica a los problemas de ajuste de los individuos. Nace también un nuevo profesional: el psicólogo clínico. Los desencadenantes inmediatos de este movimiento son evidentes: en 1945 la Administración de Veteranos de los EEUU solicitaba de la Asociación Americana de Psicología una lista de Universidades con programas de entrenamiento de psicólogos en clínica con la finalidad de cubrir plazas de personal entrenada en salud mental para atender trastornos emocionales de los combatientes. Así pues, la psicología clínica nace como respuesta a una demanda social de petición asistencial para abordar un gran número de problemas psicológicos derivados de la guerra.
Con la implantación y consolidación de las técnicas de la terapia de conducta en la década de los 60 el psicólogo clínico amplía su espectro de actividad profesional. Decía Agras (1975) que la minimización de la conducta y de la ciencia de la conducta en la medicina se había debido a la "ausencia de procedimientos derivados de estas ciencias que cambien la conducta de un modo clínico útil", sin embargo, continúa escribiendo, "el desarrolla de la terapia de conducta ha empezado a cambiar este indeseable estado de cosas, 1) al introducir procedimientos de tratamiento innovadores y efectivos, y 2) al actual como vehículo para la aplicación de los métodos de investigación y resultados de la psicología experimental al campo de la salud".
A los progresos realizados con las técnicas de la terapia de conducta con diversos trastornos médicos (Reig, 1983), hay que añadir la inclusión del psicólogo como un profesional de la salud más en la organización del mantenimiento de la salud. El Acta de 1973 de la "Health Maintenance Organization", de los EEUU, señala al respecto:
"Profesionales de la salud quiere decir médicos, dentistas, enfermeras, pediatras, oftalmólogos, ayudantes técnicos sanitarios, Psicólogos cínicos, trabajadores sociales, farmacéuticos, especialistas en alimentación, terapeutas ocupacionales y otros profesionales comprometidos en los servicios de salud que se han licenciado y practicado bajo licencia institucional, que han practicado bajo alguna organización de mantenimiento de la salud, o un grupo médico, o una asociación individual de prácticas u otra autoridad con estatuto legal competente" (U.S. Dhew, 1974, pág. 37312; el subrayado es nuestro).
También en nuestro país han habido intentos por formalizar la inclusión de servicios psicológicos en el sistema sanitario. Hace unos pocos años, en 1976, la Sección Profesional de Psicólogos recibía una carta del Instituto Nacional de Previsión como respuesta a las peticiones formuladas por aquella sección sobre inclusión de asistencia psicológica en la Seguridad Social. El firmante de aquella carta, G. Cabanillas Gallas, escribía: "Comprendiendo la psicología el estudio de la conducta y teniendo en cuenta que la misión primordial de los servicios médicos de la Seguridad Social es atender enfermos, estimamos que los psicólogos no tienen cabida como tales en la atención directa a los pacientes en las Instituciones de la Seguridad Social." (Citado en Bayes, 1979, pág. 70.)
No obstante, este estado de cosas comenzó pronto a cambiar: el "BOE", nº 299, de 15 de diciembre de 1977, presenta una Resolución de la Subsecretaría de la Salud del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social, por la que se convoca concurso para proveer diversas plazas de Residentes de Programas Especiales en determinadas Instituciones Sanitarias, entre las que figuran plazas de psicólogos ("BOE", 1977). En el "Boletín Oficial de las Cortes Generales", nº 709 aparece una proposición no de Ley presentada por el Grupo Parlamentario Socialista del Congreso sobre creación de Servicios de Psiquiatría en las Residencias y Ciudades Sanitarias de la Seguridad Social, que entre otros cometidos se incluye la "formación postgraduda del personal facultativo a través del programa MIR para médicos y del correspondiente o equivalente programa PIR para psicólogos clínicos" ("Boletín Oficial de las Cortes Generales", n.º 709-11, de 22 de abril de 1982).
También recientemente, en octubre de 1981 se creaba una Comisión de Psicólogos en Hospitales de la Delegación de Madrid del Colegio Oficial de Psicólogos que respondía, entre otros cometidos, a una necesidad por tratar acerca de posibilidades y dificultades para determinadas tareas asistenciales y de investigación, reconocimiento de la identidad profesional de la psicología clínica corno cuerpo profesional independiente de la psiquiatría, aunque con estrecha relación con ella, y la necesidad de creación de Programas de Formación para psicólogos postgraduados en régimen de residencia en hospitales generales u otros centros sanitarios (Pérez García, 1982).
IV. Gestación y consolidación de la Psicología de la Salud
Podemos afirmar que la autoconciencia, por parte de los psicólogos, del trabajo asistencial, educativo-docente y de investigación en el marco de la salud ha hecho posible la aparición de la disciplina o campo que se ha denominado "psicología de la salud".
Matarazzo (1980 pág. 815), uno de los representantes de esta área ha propuesto la siguiente definición:
"La psicología de la salud es la suma de las contribuciones de la psicología educacional, científica y profesional a la promoción y mantenimiento de la salud, a la prevención y tratamiento de la enfermedad, y a la identificación de la etiología y el diagnóstico correlativo de la salud, enfermedad y disfunciones".
Esta definición nos parece útil y correcta y no sería de extrañar que la psicología clínica o la psicología médica pasen a denominarse en los próximos años psicología de la salud. Tal como se suele decir en estos casos, la psicología de la salud tiene una corta historia pero un largo pasado. Algo de esa corta historia deseamos señalar a continuación.
Estimulados los profesionales de la psicología por las proposiciones de Schofield (1969) en el sentido de que la psicología es también una profesión de salud, la Asociación Americana de Psicología se reúne en 1975 con el fin de elaborar un informe sobre el estado actual de intervenciones psicológicas en el marco sanitario. En este trabajo se escribe (APA Task Force and Health Research, 1976, pág. 272):
"Probablemente no hay campo de especialidad en psicología que no pueda contribuir al descubrimiento de variables cruciales para la completa comprensión de la susceptibilidad para la enfermedad física, de la adaptación a cada enfermedad y de motivadas actitudes profilácticos".
Estas variables conductuales, patrones de conducta o "hábitos", son importantes en la creación de vulnerabilidad a determinadas enfermedades (abuso de sustancias, tabaquismo, alcohol, conducta de predisposición coronarla, promiscuidad sexual...), así como también en las destrezas o mecanismos individuales de enfrentarse a situaciones de stress (precipitando diversas enfermedades el fracaso repetido de los patrones de enfrentamiento), en la observancia de las prescripciones terapéuticas, en los procesos decisoriales para solicitar asistencia sanitaria, en la predicción del grado de cambio que un paciente hará en sus hábitos cotidianos de vida (por ejemplo, carencia de ejercicio físico), o en la habilidad que el individuo tendrá para adaptarse a los "hándicaps" residuales que persistan cuando el tratamiento sanitario alcance su máximo.
La investigación de estos patógenos conductuales y el esfuerzo de los promotores del informe precedente de la APA dio lugar a que se creara en la División 18 de la APA (de las 37 divisiones existentes entonces, la 18 está dedicada a los "Psicólogos en Servicio Público"), una Sección de Investigación de la Salud. Este imparable fermento activo de trabajo hace que se cree definitivamente la División 38 de la APA, en el año 1978, con el nombre de "Health Psychology". Al año siguiente se publica el primer libro, con el título de psicología de la salud: Health Psychology. A Handbook, editado por G. Stone, F. Cohen Y N. Adler. Ya sólo quedaba la edición de una revista, la revista oficial de la División de Psicología de la salud, que con el título de "Health Psychology" aparece en 1982 y ya va por su segundo año.
Con estos primeros pilares, se hacía presagiar la necesidad de entrenamiento y programas de educación para psicólogos en el marco sanitario. A comienzos de 1982 se gesta la idea de celebrar, en los EEUU, una Conferencia o Congreso para este fin. En Harriman (Nueva York) tiene lugar, finalmente, la "National Working Conference on Education and Training in Health Psychology" durante los días 23 al 27 de mayo de 1983, y cuyos trabajos y resoluciones acaba de editar la revista "Health Psychology" (Stone, 1983).
La figura con estructura tridimensional que presentamos a continuación ilustraría, como ejemplo de resultado de la conferencia de trabajo, los tipos de entrenamiento postdoctoral a seguir para psicólogos de salud (Stone, 1983, pág. 138), correspondiendo cada bloque a un tipo de entrenamiento específico.
Ver Figura Nº 1.
En España existe ya un incrementado interés por la participación de psicólogos en el marco sanitario a la vista de los trabajos, ponencias y comunicaciones, que se presentan en los congresos de psicología celebrados en lo que llevamos de década. Es importante señalar que en el I Congreso del Colegio Oficial de Psicólogos del Estado español, que tuvo lugar en 1984, de las cinco áreas de trabajo previstas, una se dedicó a "Psicología y Salud" . Por supuesto que no sólo en nuestro país queda mucho por hacer. La fórmula del éxito en educación y entrenamiento en psicología de la salud, tal como se ha señalado en Harriman, está en función del conocimiento y destrezas que se adquieran multiplicado por el trabajo que exista o se cree, es decir, éxito = f(C/D x T). De nosotros, los psicólogos, depende, básicamente, que esto se dé.
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Material adicional / Suplementary material
Figura 1. Modelo de estructura tridimensional para tipos de entrenamiento postdoctoral a seguir para formación de psicólogos de salud. ( Stone, 1983; pág. 138).