Papeles del Psicólogo, 1982. Vol. (3).

Fernando Gálligo Estévez

Psicólogo especializado en clínica, realiza también trabajos de selección psicotécnica. Colaborador de la revista "Afanias".

Nuestra vida emplea un exceso de palabras y por ello voy a resaltar la importancia de dedicar la atención y práctica a lo no verbal.

Las palabras nos sirven para simbolizar, para referir, en ausencia de¡ objeto, pero igualmente, por ello, para separarnos de los objetos y las personas. En resumen: para desvitalizarnos, a veces, y más cuando no somos capaces de ir más allá de ellas y quedamos atrapados en su red confusa.

Dejemos, pues, por el momento, las palabras, o, mejor dicho, hablar acerca de la Psicología verbalista, la que impone su peso principal sobre el tratamiento oral.

Lo no verbal -sea sonoro, visual, táctil, gustativo, olfalivo, etc.- nos comunica mucho más que lo estrictamente verbal.

Es cierto que todo forma parte de un conjunto y, si separamos lo no verbal de lo verbal, es por trabajarlo más adecuadamente.

Lo no verbal nos confirmará, desmentirá o complementará la información oral, por lo que, en el peor de los casos, merece la pena tenerse en cuenta y no despreciarlo, como se hizo hasta ahora. Para apreciarlo mejor, necesitamos prescindir de lo verbal, para así concentrarnos mejor en ello y no distraernos, una vez más, por nuestra inercia de palabras.

Pensemos, además, en las ocasiones en que no es posible o deseable el uso oral en la comunicación (sordomudos, extranjeros, deficientes mentales profundos, etc.).

Por otro lado, lo no verbal enriquece muchísimo la vida, haciéndonos más realista y sensible la percepción y vivencia de los demás.

Por todas estas razones, nos parece imprescindible lo no verbal.

Los artistas, de cualquier género, aumentarán su capacidad expresiva; las personas, en general, desarrollarán sus capacidades atrofiadas; los deficientes sensoriales, complementarán y compensarán sus sentidos disminuidos; los deficientes psíquicos, desarrollarán más vías de comunicación; los niños, tendrán una estimulación mayor y más completa, que les permitirá una evolución mejor. En definitiva, a todos nos resultará mejor que hasta el presente.

Para este desarrollo sensorial pueden formarse grupos específicos o mixtos, según las intenciones de cada caso concreto.

Sabemos que, para estimular un sentido, lo haremos más destacadamente si bloqueamos el sentido complementario.

Con un ejemplo lo comprenderemos mejor:

Normalmente, captamos la realidad por medio de la vista y esta información la creemos suficiente, por lo que no solemos ampliarla con más referencias sensoriales. Pero si, por el contrario, no pudiéramos recibir esta información visual, entonces todos los datos deberíamos obtenerlos por otros canales, adquiriendo entonces los otros sentidos una importancia capital.

Ante la ausencia de la visión, el tacto, principalmente, nos proporcionará la información de si el objeto es grande o pequeño, es un cilindro o un cubo, por no hablar, además, de su aspecto áspero o suave, caliente o frío, etc., que son cualidades que no nos facilitaba la única información visual.

Pero además tendremos, sin limitarnos al tacto, la información gustativa, olfativa, cinética, etc., y, con esta suma de datos provinientes de los distintos sentidos, captaremos mejor al objeto o personal sintiéndolo de un modo más complejo y vivo, mejor en definitiva.

Si esto lo hacemos en edades tempranas, cuando el ahora niño sea mayor se verá beneficiado infinitamente por este pronto despertar, porque las facultades y sentidos entonces estimulados habrán podido desarrollarse durante todos estos años.

Si, por el contrario, no hubiéramos practicado esta estimulación precoz en todos los sujetos, no sólo con los deficientes, entonces continuarían con los sentidos atrofiados; dadas las etapas críticas del desarrollo.

Además, cualquier sujeto normal con sus sentidos desarrollados desde pequeño, se adaptará mucho mejor, en caso de accidente o lesión, a su nueva situación de ciego, parapléjico, etc., mejorando su rendimiento personal y evitando los traumas psíquicos de su nuevo estado minusválido, ante el cual la adaptación es clave básica.

Y, aunque el sujeto no tenga tal disminución de facultades, se verá igualmente beneficiado, por cuanto que toda su vida laboral, recreativa, etc., mejorará sensiblemente, desarrollada por todas las vías sensoriales. Los pintores, actores, músicos, sabrán expresarse mejor y, como consecuencia, nosotros los entenderemos más ampliamente, estando ambos posibilitados de vivir de un modo más pleno.

Los deficientes sensoriales (ciegos, sordomudos, parapléjicos, etc.), o los mentales, encontrarán caminos alternativos de vida, de forma que sean más felices y completos en su evolución, vida y rendimiento.

Hemos visto la importancia del entrenamiento sensorial en todo tipo de sujetos y en todas las etapas de su vida, con finalidades evolutivas, recreativas, terapéuticas, expresivas, laborales, adaptativas, etc.

Ahora surge el cómo efectuar este entrenamiento sensorial, que, dado el estado general de la gente, más debería denominarse "despertar sensorial".

Para ello, el trabajo con los grupos de personas será totalmente práctico desde el principio, con las mínimas explicaciones posibles y, en todo caso, más bien con comentarios posteriores a los ejercicios, para ver cómo los ha vivido cada persona.

Convendrá usar material de las procedencias más diversas y que consideremos nos valen por su riqueza sensorial, eligiendo los objetos por su tactilidad, tamaño, forma, colorido, olor, sabor, sonido susceptible de producir, movimiento, etc. De este modo, aprenderemos, de modo directo, al vivenciarlos, todas las sensaciones de ancho-estrecho, caliente-frío, ácido-amargo-salado-dulce, luminoso-oscuro, suave-áspero, hueco-compacto, ligero-pesado, etc.

Pero nuestro aprendizaje no debe limitarse a los objetos sino extenderse a otras personas, que serán igualmente sujeto de experiencia, con la aprobación lógica de las mismas, quienes, al ser sujetos vivos, permitirán un mayor y mejor conocimiento, aprendiendo las respuestas vivas a nuestras acciones o estímulos por el tacto, olor, sabor, movilidad, sonidos no articulados que nos muestren aprobación o desaprobación, etc.

Otros animales no humanos nos servirán igualmente para nuestra estimulación sensorial, por lo que, en general, cualquier objeto, animado o no, nos servirá para nuestro desarrollo de los sentidos.

Estos grupos de trabajo necesitarán ser coordinados por una persona que lleve trabajando, de modo vivo, todos estos ejercicios desde hace tiempo, de modo que, con su experiencia, sirva de iniciadora y guía de los ejercicios y vivencias producidas en el grupo, aun cuando su enfoque será estimulador y no directivo, ayudará a iniciar más que a guiar por una línea rígida.

Naturalmente que, como muy bien dice la frase "una imagen vale más que mil palabras", este artículo queda ampliamente superado por su realización viva. Cualquier cosa que aquí diga, se verá mejorada con la vivencia personal y, por ello, distinta de cada persona ante cada gesto, olor, tacto, movimiento, sonido, etc.

Por todo ello, de haber sido posible, hubiera preferido evitaros la lectura de estos párrafos y haberos dado la oportunidad de introducimos directamente en las sensaciones producidas en alguno de nuestros grupos, donde, tan libremente como fuerais capaces, sentiríais el tacto de la pared, el olor de un compañero, el ruido producido por un objeto al caer, el sabor del pelo de una persona, etc. He preferido, por eso, no poner citas bibliográficas ni otras notas semejantes, que nos recordaran artículos verbalistas. De este modo queda el artículo abierto al comentario, intercambio de experiencias, posibilidad de contactos posteriores, que vayan más allá de lo escrito, para llegar a lo vivo, a lo que, afortunadamente, nunca podremos registrar de un modo completo: la vida. Y es que cualquier medida será un aproximarse, y la filmación, grabación, comentario, etc., son vías complementarias de acercamiento pero nunca tan completas como vivir directamente.

Las sensaciones son irreemplazables y a esto es a lo que quiero dar la máxima importancia, por ser muy descuidada su consideración, y digo las sensaciones, que no las verbalizaciones, cosa totalmente opuesta.

Llegado a este punto, no me es necesario más espacio, solamente expresamos mi deseo de entrar en contacto con quienes estéis interesados en algo de lo expuesto, con el fin de que sea para hacerlo de un modo práctico, que nos mejore a todos un poco más al contemplar esas maravillosas facetas corporales tan descuidadas, por desgracia, erróneamente.

Sólo ya animaros a iniciar ese contacto, solicitando mis señas a la redacción de la revista.