Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1994. Vol. (60).
Leandro Da Silva Almeida.
Presidente de la APPORT.
La enseñanza y el ejercicio profesional de la Psicología en Portugal tuvieron un gran auge después de la Revolución de Abril de 1974. Hasta ese momento la formación de los psicólogos existentes o no era específica en Psicología o, si lo era, respondía a una formación realizada en universidades extranjeras o en una escuela privada que existía en Lisboa (ISPA) que en esa época no proporcionaba el título académico de licenciatura (esta equivalencia se aseguró a partir de 1984). En otras palabras, la formación de los psicólogos en Portugal era bastante incipiente y, poco reconocida académica y socialmente antes de 1974/5. Surge de esto, al menos en parte, la pobre implantación y reducida importancia que tenía en Portugal la intervención psicológica.
En el ámbito de los servicios públicos, el ejercicio de la psicología se limitaba a algunos hospitales psiquiátricos centrales de Lisboa y Oporto, a algunos centros de educación especial en las grandes ciudades, orientadores en los Institutos de Empleo o testólogos en los Centros de Selección de las Fuerzas Armadas.
La práctica de la Psicología era muy escasa, y, sobre todo, limitada a las tareas de evaluación psicológica, psicodiagnóstico, orientación escolar y profesional, y selección profesional. Los centros de práctica psicológica de carácter privado estaban orientados, como norma, a tareas de selección para las empresas, apareciendo de nuevo como problemas o temas de actividad dominantes la evaluación, la orientación y la selección.
La creación de los cursos de psicología en las Universidades de Lisboa, Oporto y Coimbra introduce una modificación sustancial de la situación anterior. A través de protocolos de colaboración con instituciones públicas y privadas primordialmente para efectuar las prácticas escolares de final de licenciatura, fue posible diversificar las áreas de formación y, además intensificar el sentido de intervención de ésta a través de las diversas formas de capacitación de los psicólogos. Progresivamente se fueron creando modelos e instrumentos con la suficiente fundamentación científica (evaluación e intervención) para la práctica psicológica en los contextos de la educación, de la salud, delincuencia y trabajo entre otros. Aun tratándose de espacios donde ya existía alguna forma de intervención psicológica se evidenció un cambio de perspectiva dejando de enfatizar la lógica evaluativa y curativa para pasar a otra de carácter más de intervención y preventivo.
Todavía un poco más tarde y a lo largo de estos últimos diez años constatamos una creciente diversificación de los ámbitos de la práctica psicológica en Portugal. Los primeros psicólogos se ubican en los hospitales generales y no en salud mental; en las escuelas y no en los Centros de Educación Especial, otros son empleados en los programas de reinserción social en el contexto del Ministerio de Justicia, otro número importante de ellos es reclutado para el ejercicio por las distintas instituciones del poder central, de desarrollo regional y comunitario y centros de formación profesional.
Gran parte del desarrollo de la práctica psicológica en Portugal se produce por la iniciativa de los sucesivos gobiernos democráticos, a los que no son ajenos los apoyos económicos de la Unión Europea.
Parte de este desarrollo se debe también al esfuerzo y trabajo de las escuelas de formación y al movimiento asociativo de los psicólogos portugueses. Por último, debemos resaltar que este mismo desarrollo se debe al entusiasmo y a la iniciativa de los propios psicólogos que, a través de la formación de posgrado, dentro y fuera del país, avanzaron hacia áreas de intervención en las cuales no habían obtenido conocimiento en sus licenciaturas.
A modo de ejemplo nos vamos a referir a los psicólogos que fueron pioneros en Portugal en intervención en Deporte; Emergencia Infantil, Comunicación Social, Publicidad, Estimulación Precoz, Práctica Privada, etc.. Esta conquista de nuevos espacios por parte de los psicólogos y su progresiva consolidación y generalización a los grandes centros urbanos de todo el país, fue, sin duda, una de las grandes apuestas de la APPORT (Asociación de los Psicólogos Portugueses) en el período de 1982/92, a través del apoyo a la organización de congresos y seminarios, publicación de actas, emisión de informes técnicos y de un dinámico respaldo a la formación de los psicólogos en aquellas áreas. Muy concretamente nos estamos refiriendo al plan de actividades que lleva como título "Nuevas Alternativas de Intervención Psicológica".
El contexto y la dinámica de cambios actuales nos reafirma cada vez más en la idea de que en la Psicología es preciso estar atentos al surgimiento y creación de áreas no tradicionales de la intervención de los psicólogos. Pensamos, incluso, que es urgente una discusión a nivel nacional (reflexionando sobre las publicaciones de los organismos internacionales) con el objetivo de inventariar y fundamentar nuevas áreas de intervención y nuevas formas de aprovechamiento social de las contribuciones de la Psicología y de sus profesionales. Este debate nos parece tanto más urgente cuando comenzamos a percibir en Portugal un conjunto de signos y síntomas que aun no siendo necesariamente negativos, en algunos casos pueden transformarse en futuros retos: (i) las opciones actuales de gobierno en Portugal de menos "Estado" y menos gasto público en sectores tradicionales como la salud y la educación supondrá mayores dificultades para la incorporación de los psicólogos; (ii) la tradición de los servicios de salud de una dirección médica, las escuelas regidas por profesores y los servicios sociales por trabajadores sociales levantan un número importante de barreras a la integración de los psicólogos, por ejemplo, cuando confunden su formación introductoria y muy básica en Psicología con la capacitación profesional para su ejercicio, (iii) la confusión que subsiste en algunos técnicos entre lo que son equipos multidisciplinares, y conocimientos multidisciplinares pretendiéndose sustituir la necesidad de psicólogos en los servicios públicos (los últimos en llegar) por profesionales excedentes en las instituciones a los cuáles se ofrece una especie de reciclaje de conocimientos y competencias; (iv) la proliferación de cursos de psicología en Portugal y la inexistencia de "númerus clausus" para los institutos privados de formación (en la actualidad la oferta pública de empleo no supera las 200 plazas, y, sin embargo, son admitidos más de 1000 alumnos a la licenciatura de psicología); (v) la potencialidad y versatilidad que, efectivamente, contiene la licenciatura en Psicología, abre múltiples y diversas oportunidades en términos de práctica profesional.
Una vez presentados los aspectos positivos y las diferentes potencialidades de la Psicología y su ejercicio en Portugal, pasamos a comentar también algunos aspectos de la profesión menos positivos.
Si analizamos la situación de empleo de los psicólogos portugueses por día y meses constatamos que aproximadamente el 25% no poseen estabilidad profesional y se encuentran con contratos precarios. Por otro lado, en diferentes áreas del sector público y principalmente en las escuelas de educación regular los psicólogos no han logrado todavía el reconocimiento de su carrera profesional (algunos vienen desarrollando su labor como psicólogos desde hace más de diez años en las escuelas).
En segundo lugar, la gran mayoría de los psicólogos o no tienen una carrera funcionarial propia (renuevan sus contratos cíclicamente con el Estado) o bien están integrados en cuerpos generales de la función pública que no contempla las peculiaridades de la intervención psicológica, o con carácter de prestación de servicios, cuando no como "voluntarios" durante años seguidos sin ningún tipo de vínculos.
En tercer lugar, falta en Portugal un esfuerzo concertado por parte de las asociaciones profesionales, de las facultades y de los institutos privados de enseñanza en el sentido de pactar una formación posgraduada (especialización) de los psicólogos que corresponda y se adecue a las especializaciones profesionales.
En la actualidad aún predominan los masters y los doctorados típicamente académicos, o sea, muy estructurados en la dirección de los profesionales que optan por una carrera docente en la enseñanza superior. En conclusión, se nota en Portugal la falta de una Asociación Pública (semejante al Colegio Oficial de Psicólogos de España) que represente a los cerca de 5.000 psicólogos portugueses existentes. Tal falta imposibilita una intervención asociativa más incisiva por parte de los psicólogos, en una defensa más efectiva de su profesión y salvaguarda de los derechos de aquellos sectores singulares e instituciones que demandan y recurren a los servicios de los psicólogos. Nos referimos, muy específicamente a un organismo de psicólogos que vele por la calidad técnica y deontológica del ejercicio profesional de la Psicología. La ausencia de una ley de ordenación de la profesión y un colegio representativo de la misma explica que varias decisiones gubernamentales que afectaban a la práctica de los psicólogos hayan sido tomadas sin consulta previa del parecer y criterios de los psicólogos, de sus asociaciones y de las propias facultades de psicología (en algunos casos se ha recurrido a otros grupos profesionales que, en ocasiones, reclaman para sí mismos el espacio propio de intervención de los psicólogos).
La ausencia de una ley de ordenación de la profesión (Orden de Psicólogos) explica, todavía más claramente, una cierta desorientación en el tipo de curriculums de los cursos ofrecidos a los jóvenes candidatos a una formación superior en psicología, o también del número de alumnos aceptados por las escuelas privadas de psicología (algunas de ellas, aisladamente, alcanzan casi el mismo número de admisiones que la globalidad de alumnos admitidos en los cuatro espacios de licenciatura en las Universidades de Lisboa, Coimbra, Porto y Miño).
Reflejando la importancia decisiva de una ley de ordenación profesional (Ordem dos Psicólogos) las asociaciones científicas y profesionales y/o de psicólogos de amplio espectro como el Sindicato Nacional de Psicólogos, la Sociedad Portuguesa de Psicología y la Asociación de Psicólogos Portugueses (APPORT) han creado el Consejo Nacional de Psicólogos. Este Consejo ha hecho entrega al Gobierno de una propuesta de estatutos con miras a la creación de una "Ordem de los Psicólogos". Se aguarda, con ciertas expectativas de éxito, que la legislación necesaria para la creación de la "Ordem" pueda ser aprobada por el actual gobierno. En nuestra opinión la "Ordem dos Psicólogos" será el último plazo en una evolución positiva ocurrida en la enseñanza, la investigación y el ejercicio profesional de la Psicología en Portugal. Importa que, reconociendo la singularidad del ejercicio de la Psicología y la competencia de los propios psicólogos se les ofrezca la oportunidad a ellos mismos de conducir sus destinos y los desafíos sociales de su profesión
(Traducción y adaptación de Manuel Berdullas Temes).