Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1996. Vol. (65).
Jaume Garau.
José María Rueda nos ha dejado este verano. Falleció el pasado seis de agosto en una clínica de Barcelona. Los últimos días los pasó tranquilo, junto a sus familiares y amigos después de una larga enfermedad que había soportado discretamente y sin quejarse. Su muerte ha sorprendido a muchos por eso. No tenía la costumbre de comentar su vida íntima.
Hijo de una familia trabajadora de Lérida, ya desde la adolescencia destacaba por su estoicismo, su capacidad de trabajo y su fuerte compromiso social.
Estudió Magisterio y después Psicología en la Universidad de Barcelona. Se licenció con la primera generación de nuevos psicólogos españoles. Participó activamente en las luchas antifranquistas universitarias, pero desde muy pronto su empeño era el de transformar la realidad social concreta sin esperar mejores condiciones políticas.
Lo conocí en este contexto universitario, a raíz de la creación de un grupo de estudio de Psicología Infantil, dirigido por él, que rápidamente se convirtió en el SIP (Seminario de Investigación Permanente). Con este grupo y junto a otros estudiantes del Departamento de Psicología, impulsó la revista Bloc de Psicología, apoyados tímidamente por Miguel Siguán, en aquel entonces Jefe de Departamento.
En el año 74 le llegó una gran ocasión que no desaprovechó. Una cooperativa de trabajadores de las viviendas del barrio del Besós le ofreció la dirección de la Escuela Gragal, con 600 alumnos de todos los niveles. La Escuela tenía grandes problemas, muchas necesidades y ningún recurso. Muy deprisa fue transformando las condiciones para poner en pie una escuela diferente. Diez o doce estudiantes de Psicología que estábamos en el SIP empezamos a trabajar con él.
Durante los siete años que dirigió la Escuela, cada viernes reunía la Asamblea de Padres, Profesores y Alumnos que, de manera colectiva discutíamos todo lo que hacía falta para adaptar las necesidades de la escuela a sus protagonistas y al barrio donde se encontraba. Cambiamos programas, métodos, sistemas de gestión de la clase y publicamos una revista donde todos escribíamos nuestras reflexiones. En unos pocos años cambiamos la orientación de la escuela, pasando de la enseñanza tradicional y autoritaria, a una enseñanza activa, libre y asamblearia. La gran vinculación que tenía la escuela con el barrio hizo que a la larga la Escuela Gragal fuera el centro de su actividad cultural, social y política.
Su gran creatividad pedagógica irradiaba optimismo en el contexto progresista del movimiento escolar de Barcelona, tanto en el de escuelas privadas catalanistas del CEPEPC (Col.lectiu de Escoles per l`Escola Pùblica Catalana) como en el de las públicas más activas, organizadas en el colectivo llamado "Escuelas en Lucha".
Durante este largo período las contribuciones de J. Ma. Rueda tanto prácticas como teóricas fueron muy importantes para decenas de psicólogos que trabajamos en el mundo de la enseñanza, dejando testimonio de ello en numerosos artículos aparecidos en nuestra revista y en otras.
En el año 81 empezó a dirigir los Servicios Sociales de la Infancia del Ayuntamiento de Barcelona, reordenando los Colectivos Infantiles surgidos por la transformación de Les Llars Mundet años antes y construyendo los primeros equipos interdisciplinarios de Educadores, Asistentes Sociales y Psicólogos que fueron luego el modelo más imitado en toda España.
En aquellos años su labor teórica estuvo dirigida fundamentalmente a definir los problemas de la infancia marginada y las diferentes formas de atención social, desde una concepción comunitaria comprometida con la realidad de los barrios más degradados de Barcelona.
Desde ahí empezó a crear las bases teóricas y prácticas de la Intervención del Psicólogo en los Servicios Sociales y generó un movimiento de psicólogos en toda España. Este movimiento tuvo su expresión en el primer congreso del Colegio de Psicologos donde se fundó la nueva Area de Psicología de la Intervención Social.
Desde entonces su labor siguió desarrollándose en la misma dirección desde diferentes cargos técnicos. Primero como Jefe de los Servicios Técnicos del Area de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barcelona y después y hasta ahora como Director de los Servicios Sociales de la Diputación de Barcelona.
En todos estos últimos años siguió comprometido con la labor colegial, siendo Vicedecano del Colegio de Psicólogos de Calaeunya, colaborando con los grupos de trabajo y las revistas formativas en muchos grupos de psicólogos y trabajadores sociales de toda España. Su más reciente colaboración con el Colegio fue su participación en la Comisión de Expertos para definir el Rol del Psicólogo de la Intervención Social.
Todos los que tuvimos la suerte de ser discípulos suyos nos acordaremos de su buen humor, su seriedad profesional y su exigencia en el compromiso social de toda la actividad psicológica. La Psicología para él era una buena arma para cambiar la realidad social y desde este premisa política se debía buscar la forma práctica y la concepción teórica mas apropiada en cada momento para lograrlo.